lunes, 21 de junio de 2010

Simpel y el ramo de Discolum Arfalum.




Para que alguien haga papel;

Siempre ese debería ser Simpel, al encontrarme tan intimo con el ruido. Mire que usted conoce de cascabeles pero siempre se pierde ante otro sonido.
Porque dijo un “Loco eh mierda” una vez, que si el yuyo crece para los costados, es que los caballos caminan por ahí para sentir las cosquillas “nomá”…
Perplejo, quedé perplejo. Si vos vieras, tenía mas aires que un pájaro. Clarísima tenía la idea de que eso sería volar.
Yo me pare, acomodé la silla detrás, y cuando volví a mirar para arriba…. ¡paf!
Aplaudir, a ella le encantaba aplaudir. No sé si resulta risueño que el rojo del fondo de tu ojos hubiese estado por algún que otro mar pequeño. Como los míos son esos zapatos…
Hay perdón, se me perdió el tiempo;
Entonces, decía… Cuan raro está el sufragio de algunos purpura movimientos, de mala playa. Así como palmeras cortando el aire, o piedras disfrazadas por la arena. Montón de arena.
Y, lamento confesarlo. Para mí desde el principio fue así, pero no nos dimos cuenta. Los ángeles con camiseta viven del otro lado del rio. Tienen una confianza masiva, un honor divino, una pureza en aquel grito que abre innumerables campos de batalla.
Yo, vi un día. Y un cascabeleo de pollera rota que me permitió soltar las cuerdas, desarmar unos nudos, correrme un poco de la sombra, y dar gracias a que el sol me hizo estornudar...

Simpel: Fah! Qué sonrisa querida! Perdoname pero no puedo dejar de soltar todo el aire al mismo tiempo.
¿Se prendió después o antes que la luna? Que rechonchozo se ve todo desde aquel rincón.
Bueno, sean las que deban ser, están bien….



(Silencio)



¡Discolum Arfalum!

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