jueves, 24 de junio de 2010

Simpel y el tonto panfleto de un garabato.

Sospechando que aquel cubículo resultaba más gentil de lo que su seño indicaba, Medrome Jerga no hizo alusión a aquello correspondiente a “los malos tratos del mal modo”.
Casi famélica la razón de los costados, devorando toda prisa imprecisa pero con final digno de buen enfoque. Todo resultaba podrido en su haber. Como las deudas son tantas, el rojo toma un tinte borra vino y las proas indican que los caminos van hacia ninguna parte. Las proas confunden. ¿Cómo puede saber una proa donde está el camino?
Simpel sentado en el ultimo banco de la plaza más fría dice: “O las toman de estúpidas, o ellas son verdaderamente brillantes.”
Aquí el único estúpido es él. Sentarse en el banco más lejano a todo calor, a cualquier calor. Muchacho de pocas palabras a lo desconocido. Tonto panfleto de un garabato.
Esperándolo está la pasta escrita por doquier. Y despistado preguntó: “¿Don quién?”

Que ultraje, que mal gusto. Pareciera que allí se encuentra su peor adicción, en la libertad limitada por el gris.
Negros y blancos, que los hay los hay. Enfurecido se preguntó por primera vez: “Si brujas sobran… ¿No van a sobrar colores?”
Cachiranfuladastroira se hace presente cuando en verdad es necesario. Pero sus hijas e hijos resultan presentar al escenario un efusivo corte de mal trecho con arrechuchos de cocina.

Y dijo: “¡Ma´si!” - Y camin
o.

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